Está claro que, hoy día, el software es una pieza clave en el éxito de una compañía en el mercado global. En este contexto, la calidad del software corporativo es de primordial importancia, y cualquier coste relacionado con carencias o errores en las últimas fases del ciclo de vida del software se vuelve prohibitivo. Por ese motivo, muchos fabricantes de software, así como sus clientes, están implementando nuevos sistemas y procesos para mejorar la calidad y la seguridad de su software.

Sin embargo, y pese a la tendencia generalizada de aumentar la calidad, un gran número de empresas de software a nivel mundial siguen liberando programas que son susceptibles de un seguimiento y mejora continua a largo plazo. ¿Por qué? Porque a medida que la demanda de software específico para procesos de negocio concretos está aumentando a nivel mundial, las complejidades relacionadas con el desarrollo de software se incrementan exponencialmente. Estas dificultades incluyen, entre otras, la gran variedad de recursos y tipos de servicios disponibles, la compatibilidad obligatoria con la legislación vigente, la creciente complejidad de las tecnologías y los procesos de desarrollo, y una economía claramente debilitada.

En lo referente a los recursos y tipos de servicios, actualmente, las empresas pueden elegir entre in-sourcing, out-sourcing y co-sourcing, e incluso optar por software libre (open source). Además, la contratación de terceros puede implicar que éstos trabajen en las instalaciones del cliente o en las del proveedor. En otras palabras, los equipos de desarrollo están dispersos, y garantizar la calidad requiere un enfoque más efectivo y un tipo de programación transparente que facilite el desarrollo por diferentes equipos y, por tanto, la calidad del software.

Por otro lado, la obligación de asegurar el cumplimiento del software con la legislación nacional e internacional y otras normas, así como la localización del software para poder competir en un mercado global, también exigen una gestión efectiva de la calidad y transparencia en todos los procesos. Las consecuencias y los costes de una mala calidad, en cuestión de seguridad, añaden, además, una capa extra de complejidad, y actúan como otro impulsor para que las empresas adopten una buena política de calidad en todos sus procesos, y, sobre todo, en el desarrollo del software.

Del mismo modo, el ritmo vertiginoso a la que evolucionan las tecnologías, con desarrollos para equipos multinúcleo, uso colaborativo en Web, etc., requieren enfoques de calidad específicos para sacar el máximo partido de estos nuevos avances en tecnología.

Por último, la crisis económica actual, con una reducción drástica de recursos, hace que cualquier error en el software o carencias importantes se vuelvan críticos y, en muchos casos, las consecuencias y costes relacionados sean inasumibles por las organizaciones afectadas. Esto significa que el margen de error para las empresas de software disminuye de manera significativa, ya que hay menos recursos de personal y económicos disponibles para responder.

Resulta más que evidente que en un entorno tan complejo como el que tenemos actualmente, una estrategia y un sistema de calidad eficientes y aplicados durante todo el ciclo de vida del software, se vuelvan imprescindibles para favorecer el éxito, tanto de la compañía cliente, como de la empresa de software, en el mercado global.

Julio A. Olivares
Presidente y Fundador de DocPath