Un diseño atractivo, funcional y amigable de una interfaz de usuario para aplicaciones de software puede significar la diferencia entre el éxito o el fracaso de un nuevo producto de software. Esto parece más que evidente, pero en muchos casos, es un elemento en el desarrollo de un programa de software obviado por los propios fabricantes. Si el usuario final encuentra la interfaz ilógica, difícil de entender y de manejar, entonces un producto que podría haber sido excelente, está condenado al fracaso.

El objetivo de cada interfaz de usuario

Además, la cuestión más esencial a considerar en el diseño de interfaces de usuario para aplicaciones de software es el rechazo a utilizar el programa. Los usuarios quieren hacer su trabajo de la manera más rápida y sencilla posible, y la aplicación no es más que otra herramienta para lograrlo. El objetivo principal de cada desarrollador debe ser el conseguir una interfaz de usuario visualmente atractiva, flexible y fácil de usar.

Desgraciadamente, un gran número de compañías del sector TI presta escasa atención a las reglas y a los métodos utilizados para diseñar una buena interfaz de usuario. “¡Lo único que importa, es que funcione la aplicación!” parece ser su lema, sin tener en consideración la gran cantidad de inconvenientes y dificultades que esta filosofía conlleva para el usuario final. Cuando una aplicación visual obliga a mirar el manual constantemente, sin duda es un indicador de necesidad de mejora. Del mismo modo, esta necesidad de realizar constantes consultas de ayuda son una muestra clara de una falta de flexibilidad en el software, a la vez que son una causa importante de falta de productividad, al requerir una mayor concentración en el trabajo realizado.

Reglas de oro para el diseño un interfaz usuario amigable

Afortunadamente, estas deficiencias se pueden superar en gran parte siguiendo unas directrices sencillas. Unas reglas de oro para conseguir una interfaz de usuario para aplicaciones de software profesional, ágil y fácil de usar son las siguientes:

  • Consistencia. Con una buena interfaz de usuario, se debe requerir la misma secuencia de acciones en situaciones similares. Del mismo modo, se debe usar la misma terminología en cuadros de diálogo, menús y ventanas.
  • Rapidez. Se debe procurar que usuarios frecuentes puedan usar atajos, para aumentar el ritmo de interacción. Combinaciones de teclas, accesos directos, comandos ocultos, etc., son de mucha ayuda para un usuario experto.
  • Información. Cada operación debe ir acompañada de algún tipo de feedback del sistema en forma de mensajes cortos.
  • Estética. Una interfaz atractiva hace que el uso de la interfaz sea más agradable y aumente la satisfacción del usuario final.
  • Revocación de acciones. Una buena interfaz no debe castigar al usuario por los errores que comete, sino que debe ofrecerles la posibilidad de ponerles remedio. Al permitir fácil anulación de acciones, por ejemplo mediante un botón de “deshacer”, el usuario se relaja y tiende más a explorar otras opciones del programa.

Aparte de estas reglas de oro para el diseño de una una interfaz de usuario flexible y amigable, es conveniente seguir unas simples pautas más. Por ejemplo, ofrecer la posibilidad de insertar datos mediante cajas y menús desplegables, en vez de tener que escribir cada término, facilita y agiliza enormemente cualquier tarea. También contribuye a que el manejo del programa sea más intuitivo cuando el software venga provisto de cuadros de diálogo emergentes que guíen al usuario por los pasos a realizar para cada tarea. Incluso una elección cuidadosa de iconos y otro tipo de imágenes puede convertir una empinada curva de aprendizaje en una pendiente breve y suave.

En este sentido, también aspectos más triviales como la ortografía y la gramática merecen la atención del desarrollador. Al fin y al cabo, instrucciones mal-formuladas pueden impedir o perjudicar ciertas tareas o acciones del sistema, y siempre reflejan una imagen pésima, tanto de los desarrolladores de la aplicación como de la propia compañía fabricante.

Persiguiendo la excelencia del software

En resumen, una compañía que aspira a destacar entre la competencia con productos de calidad y profesionales debe prestar especial atención a los aspectos de usabilidad y flexibilidad de la interfaz de usuario de sus aplicaciones, por ser elementos críticos de la excelencia del software.

Julio A. Olivares
Director y Fundador de DocPath DocPath