Si hay algo que ha generado nuestra moderna sociedad de la información son datos. Ingentes cantidades de datos de tipo muy diverso que circulan a gran velocidad por la red. Esto es en esencia Big Data. Volumen, variedad y velocidad son los tres ejes sobre los que se articula este concepto.

Los datos que gobiernan nuestras vidas

Todos nosotros introducimos datos para realizar tareas tan cotidianas como pagar en el supermercado con una tarjeta, comprar por Internet, hacer una transferencia por el portal web de nuestro banco o escribir en las redes sociales. También se extraen enormes cantidades de datos de los teléfonos móviles, los contadores de gas y luz, y los satélites. Prácticamente nuestra vida se podría plasmar en datos.

Esto ha hecho que las empresas tecnológicas desarrollen centros de procesamiento de datos más sofisticados y ordenadores con mayor capacidad de almacenamiento. Para ver la espectacular evolución en este terreno, valga de ejemplo el primer disco duro de un gigabyte que se creó en 1980, el IBM 3380. Tenía las dimensiones de una nevera, un peso de alrededor de 250 kilos y costaba 40.000 dólares de la época. En la actualidad, se puede adquirir una tarjeta de memoria del tamaño de un clip a un precio realmente asequible.

Facebook ejemplifica a la perfección la extensa variedad de datos que este tipo de plataformas puede albergar de sus millones de usuarios: sexo, edad, estado civil y gustos personales; toda información más que valiosa, especialmente para los departamentos de marketing de las grandes marcas.

Un proceso de análisis de Big Data acelerado al máximo

Pero tal vez sea en la velocidad donde radica el mayor cambio en la gestión y uso de los datos. Hoy en día hay aplicaciones que permiten ejecutar en tiempo real procesos de análisis de Big Data que en otros tiempos debían realizarse en lotes o a lo largo de toda una noche. Esto abre todo un mundo de posibilidades a empresas de todos los sectores, sin excepción. Por ejemplo, las aseguradoras de coches pueden tramitar los siniestros de sus clientes en cuestión de horas, mientras que antes tardaban semanas. Y las compañías especializadas en seguros de salud pueden interpretar complejos conjuntos de datos sobre la salud de sus clientes y así predecir los problemas que pueden padecer en pocos minutos. En concreto, el sector de seguros en general se ha beneficiado sustancialmente de las ventajas del procesamiento y análisis de Big Data en lo que a la detección del fraude se refiere. Ahora son capaces de identificar siniestros fraudulentos y prescripciones de fármacos “fantasma”.

La banca es otro de los grandes beneficiarios de este fenómeno. Los centros de atención al cliente de las mayores instituciones financieras están implantando sistemas de modelización predictiva que les permiten integrar Big Data en tiempo real procedentes de las redes sociales. De esta forma, tienen una visión global del cliente que está al otro lado del teléfono: conocen su perfil bancario y personal, saben cómo ha reaccionado a determinadas campañas de marketing, su opinión sobre la atención al cliente que presta la entidad, el estado y movimientos de sus cuentas… Algo sencillamente impensable hace sólo unos años.

Los gigantes tecnológicos como Google, IBM, Microsoft, Oracle y SAP ya se han puesto manos a la obra y están desarrollando nuevos modelos de negocio y servicios basados en el procesamiento de Big Data. Y el sector de software de gestión documental no va a la zaga y ha logrado aplicar Big Data a los documentos en papel de las compañías. En concreto, han desarrollado un software de reconocimiento de texto que permite captar datos de documentos físicos, tratarlos e introducirlos en sistemas Big Data desde cualquier tipo de soporte. En este sentido, Big Data no sólo se refiere a la información de la Red, sino que es aplicable a todos los documentos impresos y archivos digitales que obran en poder de las empresas y contienen información clave.

Procesamiento de Big Data, un potencial subestimado

Hasta aquí todo son ventajas. Entonces, ¿dónde estriba el reto? Pues precisamente en que, actualmente, muy pocos saben sacar el máximo partido a toda esta información. Según Gartner, el 85% de las empresas incluidas en la lista Fortune 500 no están capacitadas para obtener una ventaja competitiva a partir de Big Data. Y el potencial es enorme.

Tampoco hay que subestimar el escepticismo que reina entre algunos empresarios. La pregunta que se suele plantear a este respecto es: ¿cuál es el retorno sobre mi inversión? Nadie quiere esperar cinco años para recoger los frutos del procesamiento y análisis de Big Data. También existen ciertas reticencias sobre los fallos de seguridad que podrían producirse al manejar tantos datos y tan personales en muchas ocasiones. No en vano, los gobiernos de buena parte del mundo han promulgado leyes de protección de datos para mitigar el posible impacto y prevenir en la medida de lo posible el uso indebido o fraudulento de información. No hay que olvidar que la recopilación, almacenamiento e interpretación de datos personales puede comprometer la intimidad de los usuarios. Las personas que manejan esta información no siempre piden permiso para utilizarla en su provecho. Por no mencionar a los tan temidos hackers, capaces de acceder a las cuentas bancarias de cualquier entidad y robar datos delicados.

En conclusión, las empresas manejan infinidad de datos muy valiosos, pero la mayoría no sabe cómo aprovecharlos. Si se saben utilizar, el procesamiento y análisis de Big Data permite predecir cambios climáticos, mejorar las cosechas, intuir los movimientos de los mercados de capitales, conocer el rendimiento de un producto, etc. Son de máxima utilidad a la hora de realizar una oferta comercial personalizada a un cliente y tomar decisiones directivas más rápidas y mejor fundamentadas. Sólo queda esperar unos años para saber si las empresas han sido capaces de superar este reto o no.

Julio Olivares
DocPath CEO

André Klein
Consultor Freelance para DocPath