Cada vez que una persona consulta una web y hace un clic en una red social deja una huella digital de todas las actividades que realiza en línea. Si se multiplica este rastro por el número de internautas que existe en el mundo, el resultado es una cifra descomunal.

Este cúmulo de datos que se va produciendo día a día a partir de esta interacción se denomina Big Data. Las principales organizaciones internacionales manejan millones de gigabytes de información de sus clientes, proveedores, productos y operaciones, etc. Según el informe de 2011 de McKinsey Global Institute sobre el aumento del volumen de información a escala mundial, en 2010 se generaron y almacenaron más de 6.500 petabytes de datos (˜6.500 millones de gigabytes). Además, dicho informe prevé un crecimiento de un 40% anual, con Norteamérica y Europa a la cabeza.

En otras palabras, el Big Data alude a un conjunto de datos cuyo tamaño está más allá de la capacidad de la mayoría de los software utilizados para capturar, gestionar y procesar la información. Se trata de nuevo activo digital y que resulta cada vez más evidente en un mundo hiperconectado, dónde la información crece desmesuradamente y se requieren herramientas sofisticadas para procesarla.

Las empresas de software de tecnología documental han sabido detectar estas nuevas necesidades y han diseñado las soluciones adecuadas que permiten gestionar fácilmente el gran volumen de datos en el lugar y momento precisos, para facilitar que las organizaciones sean más competitivas.

Los expertos hablan de “las 3 v” que rodean a este concepto: volumen, variedad y velocidad, que se han consolidado como los rasgos centrales de esta masa de datos digitales. Pero, otros profesionales del sector señalan también una cuarta característica: el valor, por la importancia que conlleva extraer beneficios de esa información para que las empresas puedan adoptar las mejores decisiones y, de este modo, conocer mejor a sus clientes.

Apuesta por la colaboración

Sin embargo, la tecnología Big Data no solo puede y debe aplicarse al ámbito empresarial, sino que también es posible extrapolarlo al de la cooperación. El valor, en este caso, no sería tan solo económico, o como lo han denominado los economistas el “nuevo oro”, sino que también podría ser solidario. Si se aprovechase al 100% el potencial que tiene la gestión de datos masivos para que el conocimiento generado por las universidades y centros de investigación, entre otros, se complementarían muchos proyectos y podrían llegar a ser exitosos. Es decir, que se podría generar una riqueza global que repercutiese en la vida de las personas a escala internacional.

Todas las áreas de la sociedad se hallan expuestas a este incremento de contenido que, además, se retroalimenta constantemente. Aunque, en la actualidad algunos sectores son más sensibles a la utilización de la tecnología Big Data, como por ejemplo podría ser el combate del crimen organizado o el sanitario y de investigación.

Una planificación global e internacional de la tecnología Big Data en los países, en los que se esté realizando una investigación criminal o una investigación científica relevante, podría generar plataformas informáticas que cruzasen los datos en tiempo real, para asegurar que los avances de las fuerzas del Estado y/o de los científicos avanzasen en la misma dirección.

Por poner solo un ejemplo en esta línea, no cabe duda de que en el ámbito sanitario, una posibilidad de cooperación basada en la tecnología Big Data -que recibe el nombre de digital health– se centraría en la posibilidad del tratamiento de los datos de los pacientes para introducirlos en el sistema con la intención de definir una estadística. Y, por otro lado, en los países en los que no existen historiales clínicos digitalizados, se podrían extrapolar los diferentes tratamientos, con la intención de construir modelos válidos aplicables a los pacientes de los que no se tuviese ese diagnóstico sanitario.

Quienes hagan un efectivo, racional e inteligente aprovechamiento del Big Data, podrán elevar sus estándares de productividad y competitividad mejorando la calidad de vida de los ciudadanos. Es decir, que lo ideal sería que gobiernos y grandes organizaciones apostaran para que la technología Big Data no se utilizara, únicamente, a escala local o regional y en el ámbito empresarial, sino para que se convirtiera en una herramienta de desarrollo.

Fuentes:

Julio A. Olivares
Presidente y fundador de DocPath